La primera conversación: reconocer el camino.

Hoy, como ayer, como mañana, las palabras buscarán su lugar hilvanando un discurso que sirva para expresar lo que se siente o se piensa. Ideas, reflexiones, recuerdos, también sensaciones que discurren a través del tiempo compartido cuando toman forma de conversación y, de todas aquellas que a lo largo de nuestra vida mantengamos, habrá una –que siempre será la primera- la que nos servirá como preámbulo de una nueva mirada, de un nuevo horizonte. Entonces, ante nuestros ojos, se revelará un nuevo camino a recorrer. Así es como, hoy, las palabras escritas servirán para honrar aquella conversación que nos ha permitido llegar hasta aquí.

Como saben, inauguramos nuestra nueva sede virtual. Dedicación, perseverancia y mucha ilusión nos han conducido hasta aquí. Un nuevo medio desde donde continuar dando valor a la palabra con el mismo sentido con el que llevamos haciéndolo a lo largo de todo este tiempo de trato. Como bien saben la mayoría de ustedes, nuestro viaje empresarial se inició hace más de 70 años con el padre de Francesc Roca Aixalà. A menudo, me pregunto cuál fue la conversación que lo alentó a iniciar su aventura en el sector asegurador de la mano de La Unión y el Fénix Español. Cierto es que lo ignoro, pero también lo es el hecho que fue una feliz coincidencia que la tuviera. De aquel primer diálogo partió este negocio en forma de empresa familiar y -a partir de ella-, su hijo -como sucesor de la misma- ha sabido dar valor a la palabra, también inspirar conversaciones significativas y, por su puesto, contagiarnos ese espíritu al resto del equipo que hoy la conformamos. Un proyecto que, actualmente, continúa desarrollándose como sociedad empresarial siguiendo la estela de los nuevos tiempos, pero sin olvidar nuestra tradición fundamentada en los valores heredados: integridad y rigor.

A lo largo de estos más de 70 años, estas virtudes son nuestra seña de identidad. No podemos dejar de ser lo que nos define por historia y convicción. Como reza en uno de los primeros apartados de esta página web, nuestra filosofía se concreta en tres certezas: en la complicidad, en la confianza y, por supuesto, en el compromiso. Y, con todo, son ustedes quienes otorgan sentido a nuestro hacer y sentir el oficio. Desde que contrataron su primera póliza, han sido numerosas las conversaciones mantenidas y todas ellas han contribuido a enriquecer nuestra esencia. Sin duda, unos sólidos fundamentos asegurados por cada uno de los nombres propios que han/hemos participado en la construcción de su/nuestra casa desde 1946. Y, entre todos nosotros, el nombre el cual estamos honrados de poner en valor: Francisco Roca Ribelles (1926-2005).

Muchos de ustedes lo conocieron bien. También una servidora que -en alguna ocasión, cuando él estaba todavía en activo-, pudo ser testigo de su pasión por la profesión. Por aquel entonces, lo veía ir de aquí para allá, siempre con una sonrisa y con la mejor disposición para todo aquél que necesitase de su asesoría. Bien podía atender a sus clientes en su pequeño despacho, como desplazarse a los hogares de los mismos si así se requería. Daba igual el escenario, la actitud nunca variaba: siempre presto, siempre atento, siempre hábil. Su profundo conocimiento del sector asegurador, una incuestionable vocación de servicio y, por supuesto, su extraordinaria simpatía fueron «marca de la casa» y recurrente tema de conversación –aún hoy- cuando alguno de ustedes nos lo recuerda en los diferentes encuentros que vamos teniendo.

Todo esto les resultará ajeno a aquellas personas que no llegaron a conocerlo. A otras, incluso, es posible que, ahora, leyendo estas líneas también les resulte anacrónico que se recuerde a quien fue el fundador de esta empresa familiar. Pero, en cualquiera de los casos, se tiene que tener presente que, en esta vida, uno tiene que saber de dónde viene para decidir hacia dónde quiere ir y, recordar, también, como dice el refrán que «es de bien nacidos ser agradecidos». Sirvan estas palabras para poner en valor el mérito de una decisión empresarial tomada en 1946, pero, sobre todo, para dar las gracias públicamente a un hombre que con su sencillez, dedicación y honestidad nos alumbró el camino a seguir.

De corazón, muchas gracias, Francisco.

- Palmira López -


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